[ Pobierz całość w formacie PDF ]

hubiera dicho a Fernwright...
—Nadie se lo preguntó —dijo Joe—. Cuando yo lo hice, respondió sin rodeos.
—¿Que piensa usted, Srta. Joyez? —preguntó un joven desgarbado— ¿Spelux nos está
tratando de ayudar, o es cierto que ha creado una población de esclavos expertos para conseguir
sus objetivos? Si es esto último, lo mejor que podemos hacer es dar media vuelta con esta nave
antes de llegar al Planeta del Labrador —su voz chillaba nerviosamente.
Mali Joyez estaba sentada al lado de Joe. Se inclinó hacia él y le habló en voz baja:
—Salgamos de aquí. Volvamos al salón. Esta discusión no nos lleva a ningún lado y quiero
conversar más contigo.
—Está bien —dijo, alegremente; se levantó y ella siguió su ejemplo Caminaron juntos por
el pasillo hasta el salón.
—Ahí van —dijo Harper Baldwin— ¿Cuál es el gran atractivo del salón, Srta. Joyez?
36
Mali se detuvo un instante.
—Nos ha dado por los juegos amorosos —contestó, y siguió caminando.
—No deberías haber dicho eso —dijo Joe cuando entraban al salón y cerraban la puerta—.
Seguramente te creyeron.
—Pero es verdad —dijo Mali—. Normalmente una persona no usa la máquina SSA si no
tiene intenciones serias. Hacia la otra persona, que en este caso, soy yo.
Se sentó sobre el sillón y extendió los brazos hacia Joe.
Éste cerró la puerta del salón con llave. Parecía una medida razonable, dadas las
circunstancias.
Alegrías demasiado feroces, pensó, demasiado feroces para ser expresadas. El que había
dicho eso sabía de qué hablaba.
7
Una vez en órbita alrededor del Planeta del Labrador, la nave comenzó a accionar los
cohetes de retroceso. Aterrizarían dentro de media hora.
Mientras tanto, Joe Fernwright se divertía mordazmente leyendo el Wall Street Journal;
había descubierto a través de los años que este periódico, de entre todos, traía las rarezas más
escalofriantes y recientes. Leer el Journal era como hacer un pequeño viaje al futuro —dentro—
de los próximos seis meses.
Un nuevo alojamiento a gran profundidad para personas ancianas en New
Jersey ha incorporado un circuito especial, cuyo objeto es permitir que la entrega de
una habitación se efectúe sin demora y con la máxima facilidad. Cuando fallece un
inquilino, detectores electrónicos en la pared registran la ausencia de pulso y
accionan otros circuitos. El fallecido es aprisionado por agarraderas especiales y
extraído por un orificio de la pared, donde sus restos mortales son incinerados en el
acto, dentro de una cámara de amianto, permitiendo así que un nuevo inquilino,
también un anciano, pueda ocupar el lugar en medio día.
Dejó de leer y tiró el diario a un costado. Estamos mejor aquí, decidió. Eso es lo que nos
tienen preparado allá en la Tierra.
—Verifiqué nuestras reservas —dijo Mali de paso—. Todos tenemos habitaciones en el
Hotel Olimpia en la ciudad más grande del planeta; Cabeza de Diamante es el nombre, porque
está ubicada sobre un saliente que se mete en Mare Nostrum unos setenta kilómetros.
—¿Qué es 'Mare Nostrum’? —preguntó Joe.
—Nuestro Océano.
Le mostró el artículo del Journal, primero a ella y luego, en silencio, a los demás pasajeros.
Lo leyeron todos y se miraron entre sí, buscando la reacción del otro.
—Tomamos la decisión correcta —dijo Harper Baldwin. Los demás asintieron—. Esa
noticia me basta —agregó. Movió la cabeza y frunció el ceño. Su rostro estaba congestionado por
el enojo y el desagrado—. Y nosotros creamos esa sociedad —gruñó.
Los tripulantes de la nave abrieron la escotilla de mano; se filtró una corriente de aire frío,
cargado de olores raros. Joe sintió la cercanía del mar en el aire. Cubriéndose los ojos contra la
débil luz solar, pudo distinguir los contornos de una ciudad razonablemente moderna. Pero el mar
está por aquí cerca, se dijo. Mali tiene razón; éste es un planeta dominado por un océano. Todo lo
importante lo encontraremos dentro de ese océano.
37
Con una sonrisa mecánica, las azafatas los escoltaron hasta la escotilla abierta y por las
escaleras que los llevaron hasta la superficie húmeda de la pista. Joe Fernwright tomó a Mali del
brazo y la escoltó. Ninguno de los dos habló por un rato... Mali parecía ensimismada, sin prestar
atención a la gente ni a los edificios del espaciopuerto que les rodeaban. Malos recuerdos, pensó
Joe. Quizás aquello había ocurrido aquí.
Consideremos el significado de todo esto para mí, pensó. El primer viaje interplanetario de
mi vida. Este suelo que piso no es el de la Tierra. Me está ocurriendo algo muy extraño e
importante. Olfateó el aire. Un mundo y un aire distintos. Qué cosa rara, decidió.
—No digas que este lugar te parece 'sobrenatural' —dijo Mali—. Por favor, hazlo por mí.
—No te entiendo —dijo Joe—. Es sobrenatural. Es totalmente distinto.
—No importa —dijo Mali—. Era un juego que teníamos Rodolfo y yo. Hace mucho tiempo.
Los llamábamos 'cosismos'. A ver si puedo recordar algunos. Eran todos idea suya. 'Los
vendedores de. elásticos son muy estirados'. Ese era uno. 'Las plantas están invadiendo el
mundo esporádicamente'. A ver otro. 'Me dejó plantado en la esquina'. Ese siempre me gustó, me [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • fotocafe.htw.pl
  •